¿Cómo estás?
A veces no sé cómo responder a esa pregunta.
Me incomoda. Y creo que es por tres motivos posibles:
-
No te interesa.
Quieres algo de mí, pero no lo dices. Abres con una cortesía que sólo estorba para llegar al punto. -
No quieres saber.
Preguntas por tu tranquilidad; esperas que te mienta. -
No lo soportarías.
Te interesas en mi, pero si respondo con honestidad te preocuparías. No quiero cargar con eso.
Estos días me siento como Loser de Tame Impala.
