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plato: Mejorar mi relación con la comida

Mi obsesión por los datos, la alimentación y un proyecto holístico.

Quiero construir. Tengo una idea que ha rondado mi cabeza por meses y, en las últimas semanas, he realizado pequeños experimentos. Sé que puedo hacerlo. Hace unos días empecé este post en un estado de desesperación, sin saber cómo seguir ni a qué darle prioridad.

— ¡Voy a sacar a pasear a perrito!
— ¿Qué, anda inquieto? — me pregunta papá.
— ¡No! El que anda inquieto soy yo…

Caminar siempre ayuda cuando algo me preocupa y no sé cómo avanzar. Aunque la inquietud persista, al menos me siento funcional y puedo sentarme a escribir.

Obsesión por los datos

No sé si es un rasgo del TOC, pero me fascina documentarlo todo. Admiro a esas personas que registran cada detalle de su vida. Ver esa información convertida en gráficos, tablas, puntos en un eje… todo ese esfuerzo condensado en métricas me genera una satisfacción indescriptible. Y si esos datos, además, se presentan de forma clara y estética, permitiendo apreciar su magnitud y significado… ¡Orgasmo!

Lamentablemente nunca he sido el mejor candidato para llevar a cabo este tipo de proyectos. Sí, me gusta medirlo todo, registrarlo todo. Pero mi perfeccionismo lo convierte en algo agotador. Termina perdiéndose, e incluso muchas veces lo abandono. Siento que el registro es un proceso con mucha fricción. Hoy en día, existen tecnologías y sensores que facilitan las cosas. Ahora mismo Rize calcula el tiempo que trabajo. Mi editor lleva el número de palabras que escribo. Mi reloj mide desde mi frecuencia cardiaca, hasta los pasos y ruta que caminé. Todo de manera instantánea y automática. Pero si la carga es de mi lado, eventualmente, dejo de hacer el esfuerzo.

La idea inicial

Llevo años batallando con mi peso. En distintas ocasiones, he acudido al nutriólogo y seguido regímenes estrictos que, muchas veces, dan resultado. Nos miden, calculan y diseñan un plan personalizado con el objetivo de mejorar nuestra salud. En ese momento sabemos exactamente lo que entra a nuestro cuerpo y seguimos una buena alimentación. Pero el proceso se siente muy ajeno a mí. Me dicen que, cuánto y cómo debo comer. Cuando termina el tratamiento, ese control se desvanece y lo que había conseguido se pierde. No hay un aprendizaje. El control esta en las manos de otro.

Con la IA presente en todas partes ¿por qué no usarla para conocer la calidad de nuestra dieta? Hoy en día, es muy común que la gente tome fotos de su comida para compartir en redes sociales. ¿Por qué no convertir este hábito en algo útil? Pienso en un modelo capaz de transformar esas imágenes en información nutricional relevante. Tener la información de cómo es nuestra comida, de manera inmediata a nuestro alcance.

Un nuevo enfoque

Al compartir esto y recibir feedback, me ayudaron a entender que me estaba desviando de mi objetivo inicial. Hacer algo que ayude a las personas. No quiero centrarme sólo en los números, hay un riesgo grande en como percibimos esa información. Peso, calorías, proteínas, azúcares o grasas son solo una parte. El reto es aprender a comer de manera consciente, disfrutar y sentirse bien.

Quiero que plato ayude a las personas a mejorar su relación con la comida. No se trata de seguir una “dieta”. Sino de entender cómo nos sentimos con lo que comemos, como afecta a nuestras emociones y viceversa, como estas influyen en lo que comemos. La alimentación implica tantas cosas, antes, durante y después. Nuestra cultura, el momento, el lugar en que lo hacemos. Si somos los que preparamos, si estamos tranquilos al comer o si comer se desencadena por un conflicto.

El enfoque debe ser holístico. El bienestar general, la salud emocional y el placer de comer deben integrarse en una misma experiencia. Mi app no busca ser una herramienta que te dice qué hacer ni pretende que cuentes calorías, macros o restrinjas alimentos. Se trata de explorar nuestra relación con la comida y cómo nos impacta. Todos somos diferentes y necesitamos un enfoque personalizado. Aspiro a construir una herramienta que permita aprender a comer mejor, logrando que la acción sea tanto placentera como saludable. Esa es la meta.